Una vaga defensa de la Navidad
Se acerca Navidad, la época del año en que me enrosco en mi cueva y sólo salgo para robar comida del refrigerador familiar.
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Tragedia navideña |
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Foto de mis vacaciones navideñas del 2014. Ese año decidí llevar mi espíritu navideño a la playa. |
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Mr. Scrooge en la mente de John Leech |
En principio la Iglesia –la institución, para nada el templo que está a dos cuadras de mi casa– se negó a aceptar la celebración del cumpleaños del hijo del Divino, pero hacia el siglo IV terminó por ceder. La Iglesia siempre es la última en ceder, pero termina por ceder (se adapta al cambio, por algo ha sobrevivido tantísmos siglos). La Navidad que conocemos comenzó a tomar forma en la Inglaterra del siglo XIX, el siglo de Mr. Scrooge, la Reina Victoria y la Revolución Industrial. Tiene sentido. No entraré en detalles sobre el origen y la historia de la Navidad porque es mejor guardar silencio sobre lo que uno no conoce bien (invito a quien sepa algo a comentar sobre el tema, también a quien no sepa nada pero quiera comentar). El punto es que la Navidad no es un invento macabro de Coca-Cola, de la Iglesia católica ni de los Illuminati, sino una fecha ritual que lleva siglos en construcción y que difícilmente podemos hacer a un lado quienes no somos cristianos (es un elemento dominante en las culturas occidentales). Que la Navidad sea objeto de los abusos y bodrios de la mercadotecnia capitalista es otro fenómeno que bien valdría la pena analizar, pero ése no es el objetivo de esta publicación.
A lo que voy con todo esto es: ¿por qué declararle la guerra a una celebración religiosa que en realidad no es tan religiosa porque si la analizamos a fondo no es más que una justificación con siglos de existencia para olvidarnos de la depresión estacional? La comida es deliciosa, los regalos son bienvenidos y la música es espantosamente pegajosa. Todos hemos escuchado a Mariah Carey cantando sobre lo que quiere para Navidad y a Wham! cantando sobre su última navidad (sólo recordar esa canción me causa escalofríos). A todos nos han desagradado los villancicos al grado de correr con los brazos en el aire en círculos cuando suenan en algún lugar público (eso me gusta imaginar, perdón) y sin embargo lo seguimos escuchando en todos lados. ¿Por qué? No sé, somos masoquistas, o sentimos algo de placer porque somos como ratas de Skinner y sabemos que al escuchar las notas agudas de la exnovia de Luismi (me sé chismes como ése sin saber porqué) se acerca la época de las tortas de bacalao, los romeritos con mole y los sándwiches de pavo.
Admito que hay buenos motivos para continuar luchando desde el lado oscuro en contra de la Navidad, sobre todo si nos ponemos a hacer una lista sobre todas las cosas negativas que acarrea. Sin embargo, he decidido sacar una banderita blanca desde mi trinchera. Invito a quienes estén en contra de la Navidad a hacer una exposición de motivos y a analizar cada uno de ellos. ¿Valen la pena? ¿Tiene sentido pasar la Navidad debajo de la cama esperando a que sea 26 de diciembre con tal de no ver santoclóses y gente ridícula con diademas de reno? ¿Realmente es tan terrible y recriminable la hipocresía de la gente en Navidad? ¿Celebrarla me convierte en un borrego al servicio de la mafia eclesiástica, del capitalismo y de los Illuminati? Puede ser, pero también es cierto que me gusta ver lucecitas por todos lados, que el rojo siempre ha sido de mis colores favoritos y que mi hermana se porta muy bien conmigo en esos días (eso cuenta como milagro navideño, en mi opinión).
Como colofón, me siento obligada a defender a la música navideña. No todo es "falalalala, lala, lalá" y la llegada de Santa Claus a la ciudad, lo juro. Por eso hice una lista de música navideña que no ha sido tocada hasta el hartazgo en la radio, en los centros comerciales, en las fiestas navideñas (posadas, cenas, etcétera) y en las iglesias. La mayoría es música coral porque no existe algo más navideño que un coro de ancianos uniformado con bufandas rojas. Disfrútenla (o ignórenla, en realidad no me importa):
Felices fiestas (o días de esconderse bajo la cama y odiar a la humanidad, si eso deciden hacer). Yo mientras tanto estaré comiendo cochinita pibil y cantando "Feliz Navidad" del modo más tropical que pueda.
Atentamente,
Violeta.*
* Mi sección será publicada cada sábado y escribiré sobre lo que sea que tenga en la cabeza. No habrá un eje temático ni tengo un marco teórico (perdón, el vocabulario tesístico me invade). Esta sección no tiene nombre aún, se aceptan sugerencias.
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