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Sofía Alekseyevna |
Imagínese
que tiene un café favorito donde venden espadas para artes marciales
medievales, novelas gráficas, tazas decoradas con los escudos de las
familias de Juego de Tronos, música medieval,
soundtracks de películas
y series épicas, buena
atención y buena carta. Ahora imagínese que un día los dueños de
ese café deciden huir de la ciudad y los nuevos dueños lo decoran
con lámparas chinas, quitan todas las cosas ñoñas y divertidas que
le daban personalidad y lo ambientan pop
genérico y soso. Pues no es pura imaginación. Todo eso ocurrió
y cuando descubrimos que nuestro viejo café de confianza había
desaparecido pusimos la misma cara de enojo e indignación que Sofía
Alekseyevna de Rusia cuando la retrataban. Por puro luto decidimos dejar de ir al café durante un largo
periodo de tiempo, a pesar de que los dueños anteriores nos habían
dicho que el café seguiría siendo tan bueno como siempre. Fuimos
injustos y esta semana le dimos una oportunidad a Dulce
Aroma, que es como se llama el nuevo café (nombre que contrasta
muchísimo con Dragon's Sword, como solía llamarse).
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Llegamos a Dulce
Aroma con cara de regente/zarina rusa: escépticos y desconfiados. Todo
pintaba para ser un desastre, Flans sonaba muy fuerte y un grupo de
señores de la cuarta edad contaban los últimos chismes de la
colonia en voz baja (gritaban para poderse escuchar). Sin embargo
todo, repentinamente, mejoró. En un esfuerzo por concentrarnos para
escribir, leer y hacer una tesis como el director de tesis manda, le
pedimos a la dueña (suponemos que es la dueña) que bajara el
volumen de la música. No solo lo hizo, sino que de inmediato la
apagó por completo. Los señores terminaron su tertulia y se fueron.
Pedimos un par de americanos y solo un minuto después estaban en la
mesa. El servicio era realmente bueno, no teníamos de qué
quejarnos. El lugar es agradable, las mesas cómodas y hay conectores
para cargar las computadoras. Nuestras caras adoptaron el semblante
de Felipe II de España (que es la que hay que poner en momentos de
duda y sospecha) y decidimos apostar por un segundo combate.
Pedimos un café irlandés y un espresso con helado de vainilla. Ambos sabían muy bien, pero nos sorprendió especialmente la deliciosa combinación del espresso con helado. Comprendimos que Dulce Aroma nos había derrotado. El café tiene buen sabor, la atención es buena y estuvimos cómodos casi todo el tiempo (ignorando al grupo de señores de cuando llegamos y la horda de estudiantes laboratoristas ruidosos que llegó en los últimos veinte minutos que estuvimos). No cuenta
con área para fumadores, pero se rentan hookas; no pedimos una y es improbable que la pidamos, pero parecen tener bastante éxito.
Al salir, nuestras
caras eran éstas:
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Foto de la credencial del INE de Óscar |
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Foto del pasaporte de Violeta |
Como epílogo de esta reseña, incluimos una playlist que describe el ambiente del café antes y después del cambio de dueños. Disfrútela, incluye al poeta/filósofo/basketbolista/galán de Guatemala, Ricardo Arjona:
El Café Dulce Aroma está en Adriano Brower #46, Colonia Alfonso XIII, Delegación Álvaro Obregón, a unos pasos del parque de la colonia y de la Parroquia Nuestra Señora del Carmen del Monte Carmelo.
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